miércoles, 13 de abril de 2016

Mauro Libi Crestani: Factores que deben tomarse en cuenta a la hora de crear una empresa


Por Mauro Libi. Cuando se habla de iniciativas empresariales exitosas, estamos hablando de una serie de factores que se conjugan en un mismo propósito. En esta entrada quiero hacer una enumeración de los aspectos claves que contribuyen a llevar a cabo, y con buen rumbo, una intención de emprendimiento.

Lo primero que debe manejar con certeza es que su proyecto sea vital, que pueda mantenerse durante un largo período. Que esa empresa sea lo que le guste y le brinde satisfacciones, que realmente lo quiera hacer y que no sea sólo producto de circunstancias pasajeras.

Los expertos siempre señalan que hay que hacer lo que a uno le divierte, que el objetivo esté ligado a nuestro estilo de vida, y con nuestras capacidades y que no implique más que un riesgo razonable.

Tenga claro qué es lo más importante para usted en términos de satisfacción personal: ganar dinero, adquirir fama, prestar un servicio a la sociedad, responder a un reto, lo que indica que su empresa debe responder a su convencimiento, y no a una necesidad.

No olvide que el emprendedor no nace. Se hace a base de experiencias humanas y profesionales, por este orden.

Igualmente, debe tener en cuenta cuál es el nivel mínimo de ingresos que necesita para satisfacer sus necesidades básicas.

Un buen factor de éxito es Ilusionarse al máximo, pero no hasta el punto de perder la objetividad. Es fundamental dejarse asesorar por expertos externos y nunca infravalore el esfuerzo necesario ni la dificultad de emprender.

Debe cuidar su tiempo, hay que evitar a toda costa que la empresa inunde por completo su vida. Es imprescindible vivir también fuera de la empresa para mantener el equilibrio emocional, objetivar situaciones y adquirir perspectiva para anticipar el futuro.

Muchos expertos señalan que es mejor buscar un hueco en el mercado que intentar revolucionarlo. Aunque la técnica empresarial es muy importante, el emprendedor debe cultivar prioritariamente la intuición y el sentido común.

Hay que elegir bien el momento, considerar sus circunstancias personales, los recursos disponibles, los ciclos económicos, la estacionalidad. La mayor recomendación es evaluar la situación antes, pero decidirse a tiempo, antes de perfeccionar los análisis, no sea que llegue demasiado tarde.

Prepárese en profundidad, desde el punto de vista más práctico que teórico, y de una forma permanente que apoye el desarrollo de la creatividad en las áreas clave del negocio, asimismo, ensaye reflexionar detenidamente sobre si son necesarios otros socios. En caso afirmativo, asigne las participaciones y aportaciones iniciales con un perspectiva de mediano plazo y documente los acuerdos básicos en un contrato entre accionistas.

Compórtese éticamente y juegue limpio desde el principio, sea flexible en lo accidental, pero no ceda un milímetro en lo esencial. Tan pronto como sea posible, trabaje en clave de anticipar el futuro. Su equipo debe ir encargándose del día a día.

Organícese para controlar los aspectos clave desde el principio, cree un buen equipo. Usted no puede hacerlo todo, asigne objetivos concretos. Si no, cada persona de su equipo interpretará la idea fundacional de manera diferente.

Evite costes fijos subcontratando todo lo que no sea clave para el negocio. No se asuste por los trámites administrativos. Además de ser sencillos, seguro que alguien puede ayudarle o, en su caso, puede contratar a una
gestoría por un coste muy medido.

Concentre sus esfuerzos en el control de la tesorería. No caiga en la trampa de la contabilidad y del balance de situación. Defina el nivel de gasto, deuda y garantías que está dispuesto a asumir durante el proceso de puesta en marcha. La inversión inicial debe minimizarse, con lo que ello implica de ubicación, mobiliario, representatividad, salarios.

Si el emprendedor aporta algún ahorro personal, algún ahorro externo y un cierto sacrificio en su propia remuneración es más fácil que despierte el interés de posibles financiadores.

Comprométase aportando recursos, pero sin arriesgar sus ahorros de toda la vida.


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