Las
acciones de Responsabilidad Social Empresarial (RSE) pueden ser variadas, más o
menos efectivas, pero lo cierto es que han evolucionado de la mano de las
nuevas necesidades del medio empresarial, pero también de los mismos
trabajadores y de los grupos de interés. Si bien hay empresas que dentro de su
visión y objetivos está el ayudar o solucionar problemas sociales o
medioambientales, otras también se suman casi que intentando disminuir malas
decisiones o problemas de imagen y reputación.
Al implementar
una política de RSE en nuestra empresa, una de las primeras cosas que debemos
hacer es un diagnóstico. El negocio, hemos de evaluar las fortalezas y
debilidades presenta, cuál es el aporte que se puede hacer para contribuir a su
rentabilidad. Cuando la empresa tiene implementado un sistema de
gestión de la calidad los éxitos en la gestión de los sistemas de calidad están
garantizados.
A nuestro
criterio, estos son los tres principales aportes de los sistemas de gestión de
la calidad para el desarrollo de un programa exitoso de RSE en la empresa:
1) Los
sistemas de gestión de la calidad se instalan en las organizaciones de manera
transversal a todas las áreas. Esa misma lógica es fundamental para
implementar la RSE: no puede ser un emprendimiento aislado de un área, sino que
requiere de la colaboración y participación de las distintas áreas de la
empresa.
2) La base de
cualquier sistema de la calidad es lo que se conoce como planificar –
hacer – chequear – actuar. En otras palabras, mejorar continuamente en base a
las experiencias. Una empresa que cuente con estas prácticas
instaladas en su cotidianeidad nos ayudará muchísimo para incorporar la RSE al
ADN de la empresa.
3) La mejora
continua implica también medir la gestión a través de
indicadores. Este es un aspecto clave y no siempre considerado en la
RSE. Los sistemas de calidad incorporan a la gestión los denominados Key
Performance Indicators o indicadores claves y
medidores de desempeños
empresariales. El valor del indicador está directamente relacionado con un
objetivo fijado de antemano y normalmente se expresa en valores porcentuales. Poder aplicar la misma lógica a la
RSE nos ayudará a lo largo de toda la gestión.
4) Otro pilar
básico de la gestión de calidad es fijar objetivos mensurables. De
esta manera, toda actividad que se lleva adelante debe estar al servicio del
cumplimiento de algún objetivo; de lo contrario, no tendría sentido su
realización. Para la RSE, corre la misma lógica. Fijar
los objetivos de la gestión, llevar adelante las tareas, medirlas a través de
los sistemas de calidad y proponer mejoras es una excelente manera de llevar
adelante un programa de RSE.
Tal como
se desprende de lo anterior, cuando hay instalados sistemas de calidad en las
empresas nos ayudan con los cambios culturales necesarios para trabajar la RSE,
que son los más laboriosos de incorporar.
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