Ojala no
sea su caso, pero de ser así, el manejo del personal indisciplinado e
insubordinado es un asunto que hay que llevar muy inteligentemente. En las
organizaciones suele haber empleados difíciles que es preciso aprender a
manejar.
Los
problemas de asistencia, abuso de alcohol o insubordinación son los
inconvenientes más comunes.
Le
corresponderá al gerente general o al departamento de recursos humanos
maniobrar con mucho tino para resolver esta situación. Lo importante es
administrar de manera adecuada las medidas correctivas y disciplinarias a
implementar con buen juicio y sentido común.
Los
problemas de asistencia tienen que ver, bien con ausentismo laboral como con
los retrasos o impuntualidad. Este es un serio problema que es motivo frecuente
de despidos por causa justificada.
El
ausentismo o la impuntualidad trastocan las labores del resto de empleados que
sí cumplen con su deber, pues se ven obligados a cubrir las labores de quien
falta.
Es
importante que el encargado de recursos humanos aprenda a distinguir al
empleado irresponsable de aquel, o aquellos, que pueden incurrir en ausentismo
o deban llegar tarde por motivos justificados, tales, como enfermedad,
problemas de los hijos, clima y hasta creencias religiosas.
Algo que
hay que tener en cuenta es si las normas de asistencia de la empresa son
justas. Debe haber flexibilidad en las reglas que prevean las situaciones de
emergencia o imprevistos que todo el mundo puede tener en alguna oportunidad.
De
cualquier manera hay que hacer saber a los empleados los problemas que
ocasionan sus faltas, de manera que estas se produzcan por motivos plenamente
justificados.
Es
menester siempre tomar en cuenta el historial laboral del trabajador, los años
de servicio, la razón de la ausencia y la probabilidad de que mejore la
asistencia.
Hay que
estar atentos a los casos en que el ausentismo sea sistemático, para establecer
si hay una razón que esté generando ruido dentro de la empresa, tal como un
trabajador desagradable o conflictivo, el trabajo desmotivador, imposibilidad
de conciliar las actividades laborales con las personales, mala o incorrecta
supervisión, abusos. En este caso, en lugar de medidas disciplinarias lo que
aplica es implementar correctivos y reestructurar la organización.
Cuando la
insubordinación es el problema, cuando el empleado se niega a obedecer las
órdenes de un supervisor o cuando el trabajador agrede a su jefe inmediato,
entonces es necesario actuar. En el primero de los casos es preciso implementar
medidas disciplinarias progresivas, que van desde la amonestación hasta la
suspensión o despido.
Pero, ojo,
hay dos excepciones que permiten la insubordinación por desobediencia: las
actividades ilegales y aquellas que pongan en riesgo la seguridad.
Los
departamentos de recursos humanos deben establecer medidas de apelación a las
acusaciones de comportamiento insubordinado.
El abuso
de alcohol es un verdadero problema. El consumo de este tipo de bebidas en el
trabajo o el asistir a laborar bajo sus efectos, es un comportamiento grave que
exige la aplicación de una férrea disciplina.
Las
sanciones que este tipo de falta van desde la suspensión al despido.
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