martes, 14 de junio de 2016

Mauro Libi: Una empresa que triunfa está soportada por un gran equipo de trabajo


Por Mauro Libi. En toda empresa o negocio es muy probable que el trabajo tenga que desarrollarse en equipo, algo que en algunas oportunidades y para ciertas personas puede ser un problema. El trabajo en equipo conlleva a la labor realizada por varios, con una división de las tareas, pero con un objetivo común para todos.

El trabajo en equipo promueve el compañerismo y la camaradería, genera entusiasmo y propicia la armonía que, obviamente, redundan en el resultado, en la productividad.

Pero el trabajo en equipo requiere de reglas, normas que impidan el caos y el desorden, pues éstas fijan las pautas de comportamiento.

Existen elementos que garantizan el éxito del trabajo en equipo.

Uno de ellos es la complementariedad, que fija áreas de acción para cada miembro del equipo que son diferentes entre sí, pero que funcionan como un engranaje en conjunto. Así cada integrante del grupo sentirá que hace un aporte único, que junto al de sus compañeros harán posible el cumplimiento del objetivo común.


Debe haber compromiso de cada uno de los miembros del equipo, lo cual genera sentido de pertenencia. El compromiso permite superar los obstáculos y las crisis y es indispensable para mantener la cohesión en torno a los objetivos.

La confianza es otro elemento importante en el trabajo en equipo. Reviste dos aristas, aquella que cada individuo tiene en sí mismo, y la que tienen cada uno del resto de los integrantes. La que se genera en conjunto.

Debe haber coordinación en las acciones, pues para poder cumplir con el objetivo trazado, tiene que haber planificación y buena organización. Para coordinarse, entre los miembros del equipo debe haber una excelente interacción entre todos.

Por último, es indispensable una comunicación efectiva, pues la misma es la herramienta fundamental de funcionamiento de todo el equipo que permite que el resto de los elementos ya citados pueda generarse. La comunicación efectiva propende al entendimiento y evita las distorsiones entre lo que se dice y lo que se escucha.

Si no hay comunicación, sencillamente no hay equipo.



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