La organización divisional de las empresas

Por Mauro Libi.- Cuando hablamos de organización empresarial existen distintas maneras de establecer el organigrama, uno de ellos es el divisional, al que haremos referencia en esta entrega.

Así tenemos que la organización divisional consiste en la organización de las actividades de una empresa o emprendimiento a través de grupos geográficos, mercados o grupos de productos y servicios.

Entonces decimos que la organización divisional plantea que las empresas o emprendimientos dividen sus áreas funcionales en divisiones que cuentan con sus propios recursos de manera de poder operar en forma independiente.

Así cada división de la organización estructurada en divisiones posee y cuenta con todos los recursos necesarios y las funciones dentro de ella. Al mismo tiempo, las divisiones se pueden clasificar o estructurar de acuerdo a sus propias necesidades.

Las empresas así constituidas —por divisiones— pueden, incluso, tener grupos en otros países, en las cuales posee cada uno desarrolla la totalidad de las funciones. Es decir, cada división lleva a cabo sus propias actividades de contabilidad, de ventas, de producción, etc.

Este tipo de organización es útil cuando se requiere de decisiones y reacciones rápidas acorde a las condiciones de cada localidad y que responden a sus propias particularidades sólo conocidas y manejadas en cada lugar.

Entre sus desventajas está el incremento de costos operativos y la posibilidad de que se desarrollen pequeños feudos de la empresa en cada localidad que desvirtúen el objetivo central de la organización.

Este tipo de organización empresarial exige de una estrategia general que emane desde el órgano central de la organización desde donde se imparten los objetivos de rendimiento que cada división deberá alcanzar.

Es decir las divisiones son semiautónomas pues las directrices principales se toman desde el órgano central de dirección de la empresa.

Le corresponderá a las divisiones, sólo la gestión de dichas directrices, siendo que los directivos de cada división decidirán en torno a lo operativo.

El rendimiento de cada división servirá para evaluar y controlar la gestión de cada una de ellas. Sobre dichos resultados, la administración central decidirá la asignación de recursos.

Por último, la organización divisional requiere de una política y sistema de información y comunicación muy bien coordinado y ejecutado, de tal manera que no se produzcan desviaciones entre lo que desde el órgano central se decida y lo que en las divisiones se lleve a cabo.

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