Como en toda organizaciones en las empresas familiares los
problemas también hacen acto de presencia.
En este tipo de organización los problemas derivan casi
siempre por la interposición de los dos sistemas que la componen, familia y
empresa.
Las pequeñas y medianas empresas surgidas del seno familiar
exhiben a lo largo del tiempo etapas que representan los distintos estadios de
crecimiento de la empresa que tienen que ver con el incremento de las demanda y
la facturación, mejoramiento de los procesos, entre otros.
A medida de que las empresas familiares crecen y se
desarrollan exigen un tipo de conducción cada vez más profesional, una
reestructuración de la organización que cada vez pide más independencia del
grupo fundador, de la familia.
Conforme la empresa va creciendo es necesaria la
incorporación de nuevos gerentes no pertenecientes al grupo familiar y en
quienes hay que delegar la toma de decisiones.
En las empresas familiares el rol del ejecutivo principal y
el rol de accionista mayoritario suelen coincidir en la misma persona. Conforme
la empresa va creciendo y se va expandiendo, van requiriendo de directivos
capaces de actuar y decidir de acuerdo a la naturaleza de los problemas que se
presentan y no de acuerdo a los criterios impuestos por el grupo fundador.
Luego tenemos el problema que supone la superposición de dos
sistemas en el que los miembros tienen un doble rol. Como ya dijimos en este
tipo de organización coexisten dos sistemas: la familia y la empresa, que
poseen cada uno su propia lógica, requerimientos, organización y necesidades.
Así, mientras la familia se rige por el amor y el afecto, en las empresas se
impone la eficiencia y de la productividad.
Ambos sistemas son distintos entre sí pero quienes cumplen
los diferentes roles en la empresa, son los mismos. Por tanto, las discrepancias
pueden ocasionar demandas contradictorias, así como tensiones y conflictos
entre los miembros entre los miembros, lo cual causa en la empresa
ineficiencias organizativas.
Entre los dueños surgen dilemas difíciles de resolver como
el tener que decidir entre defender y proteger a la empresa o a la familia.
La sucesión también es causa de desafíos y riesgos. Entre
estos problemas tenemos los derivados por intereses económicos y lazos
familiares, puesto que a los miembros del clan no siempre les resulta fácil
renunciar a las posiciones que ocupan dentro de las organizaciones.
Igualmente se presenta el riesgo de la dispersión del paquete
accionario o los ocasionados por la entrada a la empresa de parientes políticos.
Al momento de seleccionar a quienes ocuparán posiciones de
reemplazo en la empresa también pueden presentarse problemas al momento de
tener que evaluar a los candidatos, pues hay que determinar cuáles son sus capacidades
y competencias.
Por lo general suele haber más necesidades individuales que
puestos disponibles dentro de las organizaciones, lo que ocasiona roces entre
los miembros de la familia.
Por último tenemos los problemas surgidos en las empresas en
las que el propietario es el todopoderoso y toda organización reposa sobre sus
hombros.
El que una misma persona ostente la propiedad y la posición
de ejecutivo principal acentúa el influjo de la personalidad. Son empresas
donde todo está excesivamente personalizado, lo cual dificulta trabajar con
base a hechos reales y que cada uno asuma la responsabilidad que le
corresponde.
En las empresas familiares la comunicación intergeneracional
suele verse bloqueada o por lo menos dificultada.
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