El control emocional es vital para toda persona y ni se diga
lo útil que puede ser en el trabajo donde no en pocas ocasiones las personas
deben enfrentarse a situaciones difíciles, estresantes o debe lidiar con jefes,
compañeros o subalternos de carácter complicado.
Sí, en el trabajo las personas pueden verse sometidas a
emociones negativas sobre las cuales preciso tener dominio si se quiere salir
airoso de las situaciones que las generan.
Explotar a la aparición de estas emociones no es lo más
conveniente, simplemente no conduce a ninguna parte, bueno sí, al colapso.
Es imposible llevar a cabo las tareas diarias limpiamente y
ser productivos cuando se es presa de las emociones negativas, cuando estas
dominan a quien las siente, vienen los problemas de concentración y hasta de
bloqueo, lo cual puede ser catastrófico.
No queremos decir aquí que los trabajadores deben
convertirse en robots que ni sienten ni padecen, sino en personas emocionalmente
inteligentes que ante la rabia y la frustración no se dejan sucumbir, sino que
son capaces de hacerles frente sin que los afecten sobremanera.
Lo pertinente es mantener la calma, controlar las emociones
¿Cómo?
1. Identifique las emociones que siente ante determinados estímulos.
Es preciso aprender a identificar aquello que se siente tan
pronto se manifiesta. El cuerpo humano refleja las emociones de distintas
maneras y corresponde a las personas determinarlas tan pronto comienzan a
surgir.
La persona que aprende a conocerse llega a saber cómo son
sus reacciones, lo cual puede significar la salvación en un momento de
arrebato.
Por lo general las manifestaciones físicas de las emociones
son las palpitaciones rápidas, el temblor de manos, dolor de cabeza, enrojecimiento,
tensión muscular, entre otras.
2. Localice el detonante de sus emociones.
Es muy importante determinar qué es lo que genera las
emociones, qué provoca las distintas reacciones, pues ello contribuirá a
gestionar eficazmente las emociones.
Hay que estar atentos pues las reacciones negativas pueden
surgir a veces, sin que la persona se dé cuenta, pues va acumulando cosas en su
interior que al más leve estímulo pueden salir a flote.
Los problemas en casa, el insomnio, las preocupaciones
desencadenan la emocionalidad negativa, por lo que cuando estas comiencen a
aflorar es momento de pensar con la cabeza fría.
3. Ejercicios de respiración.
La respiración es un excelente regulador emocional. Hacer
ejercicio de respiración es altamente beneficioso para relajarse en situaciones
de estrés y tensión.
Los ejercicios de respiración ayudan a controlar el sistema
nervioso y a pensar de manera más objetiva y centrada.
Es conveniente que realice estos ejercicios a diarios, antes
y después de comenzar su rutina de trabajo.
Hágalos por diez minutos en cada ocasión poniendo una mano en
el pecho y la otra en el abdomen, inhale profundamente por la nariz y lleve el
aire hasta el diafragma hasta que este se infle, exhale lentamente por la boca.
Haga entre 6 y 10 respiraciones lentas por minuto.
4. Conviértase en una persona proactiva.
Entienda que regodearse en las emociones negativas sólo
conduce a que sienta más emociones negativas, así como otras situaciones no
placenteras. Lo pertinente es enfrentar los momentos de estrés en el trabajo.
Lo que sea que esté generando una emocionalidad negativa en
usted, lo mejor es darle la cara con honestidad. Si tiene diferencias con un
compañero de trabajo, converse con él y de ser necesario pida disculpas.
5. Cultive amistades en el trabajo.
La sociabilidad es una cualidad innata del ser humano, así
que no le ponga frenos y relaciónese con las personas con las que trabaje.
Comparta con ellos y, de ser posible, hágalo fuera de los muros de la empresa.
Contar con amigos en el trabajo es un buen punto de apoyo
cuando se enfrentan situaciones de estrés o tensión.
Evite los conflictos y las personas que los generan,
dedíquese a su trabajo con esmero y honestidad.
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