Por
Mauro Libi.- Lo primero que tenemos que hacer es
definir lo que es el marketing o
mercadeo cultural y precisar que se trata de una estrategia dirigida a difundir
los proyectos propuestos por las organizaciones o instituciones de carácter
cultural. A través de él se procura cubrir las necesidades de los consumidores
del hecho cultural.
El mercadeo cultural conlleva investigar
acerca de los canales comunicativos que resultar ser más idóneos para las
instituciones que, en el ámbito público o privado, se dedican al mercado
cultural.
Llevar a cabo una campaña de marketing o mercadeo cultural pasa por
el diseño de estrategias de promoción y difusión en el ámbito cultural, que es
un área con unas particularidades y un público muy específico al que hay que
saber llegar para poder satisfacer.
Y es que viéndolo desde la mera perspectiva
mercantil, la cultura mueve una considerable cantidad de recursos que cada día
crece más y más.
Es decir, hablamos de un mercado
económicamente activo, con inversionistas que requieren que sus productos, en
este caso, las obras de teatro, ballets, exposiciones, conciertos, etc., se
vendan, atraigan audiencias y, por ende, aumenten los recursos para la
reinversión en nuevos proyectos.
Por eso, al memento de emprender una
campaña de mercadeo cultural, hay que definir el target, el público consumidor,
su edad, género, ingresos, escolaridad, estudios, etc. Estos datos permitirán
hablarles con precisión, con el mensaje y lenguaje adecuado al momento de
promocionar el hecho cultural en cuestión.
Igualmente hay que tener identificada quién
es la competencia en el área, cómo se mueve, cuáles son sus estrategias, sus
valores y ventajas. En pocas palabras, hay que conocer con quien se compite.
Sólo así podrá ubicarse un paso delante de ellos.
Recuerde que estamos hablando de un sector
en el que la creatividad y la innovación son la materia prima, por lo que las
estrategias de mercadeo cultural deben ser igualmente creativas e innovadoras.
Los medios de comunicación son vitales para
la difusión del hecho cultural. Identifíquelos y establezca una relación
cercana con ellos, defina sus audiencias, su público, y válgase de esa
información para escoger cuáles de ellos son los más apropiados para promover
el producto que se disponga mostrar. Las redes sociales, por supuesto, no
pueden quedar de lado.
Alíese con marcas que se apeguen a los
valores del producto cultural, establezca convenios con ellas pues, recuerde,
el hecho cultural no tiene que estar reñido con el hecho comercial.
¡Aprovéchelo!
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