La gamificación promueve empleados saludables y productivos

Por Mauro Libi.- Los juegos son considerados como ocio, y el ámbito del trabajo y del ocio casi siempre han estado totalmente separados. Son dos caras de una misma moneda, de tal forma que si estás trabajando no puedes disfrutar de tu ocio y viceversa. Por tanto, si el acto de jugar fútbol, videojuego, a un juego de mesa pertenece al ocio, es evidente que no puede pertenecer también al mundo del trabajo.

La gamificación es una técnica coaching que está aplicándose cada vez más en las empresas y ganando más importancia en la generación de empleados saludables, comprometidos y productivos.

El término se refiere a hacer uso de la mecánica del juego -como resolver problemas, trabajar en equipo y motivar determinadas conductas- en actividades no lúdicas, es decir, adaptar actividades de trabajo para que formen parte de un juego, lo que aumenta el desempeño de tus empleados. Este método aumenta la fuerza laboral y la compromete cada día en el trabajo, lo cual es un sueño de cualquier empleador.

Es la aplicación de actividades de ocio en un entorno laboral. Se trata de un sistema que ha sido adoptado como un método basado en implantar logros como instrumento para convertir un trabajo rutinario en algo diferente, divertido y con alicientes.

¿Qué supone la gamificación dentro de una empresa?

Tiene como objetivo convertir una tarea aburrida o rutinaria en algo ameno y original, con la capacidad para motivar a los individuos, en este caso los trabajadores. De esta forma se consigue más participación y que el trabajador se comunique de forma más habitual y efectiva con los clientes, con otros trabajadores y con la empresa como ente global. Por supuesto, esto redunda en una mayor identificación con la marca y mayor productividad para la empresa.

A través del juego se establecen metas que pueden ser la consecución de niveles, que mantienen al trabajador motivado, ya que “hay un juego que si lo ganas obtienes una recompensa”.

Por otro lado, permite ver algunas tareas como un juego más que una obligación, por lo que también tiene la capacidad de reducir el estrés a través de la realización de tareas diferentes, originales y entretenidas.

Cabe destacar que la gamificación debe estar correctamente implantada y orientada, y tener unas normas y pautas claras. Asimismo, no debe fomentar en exceso la competitividad en el equipo, ya que podría redundar negativamente en las relaciones personales de los trabajadores y crear profesionales demasiado individualistas.

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