Por Mauro Libi Crestani. En una entrega
anterior referimos que la psicología positiva desarrolló un modelo que describe
un conjunto de 24 fortalezas personales y de carácter agrupadas en seis
virtudes, las cuales le permiten al hombre conseguir una mejor salud mental.
Apunta
este modelo a enfocarnos en lo que manejamos mejor, en lo que somos realmente
buenos, para desde allí, desde nuestras principales fortalezas, prestarle
impulso al resto. Igualmente debemos apoyarnos en ellas para para alcanzar
nuestros objetivos. El secreto está en que nos enfocamos en lo bueno en
nosotros y dejamos de lado las debilidades.
Cuando
el individuo pone en práctica sus fortalezas se incrementa el desempeño y se
obtiene una gran satisfacción. En la medida en que las fortalezas se ensayan,
mayor es el bienestar que se obtiene.
Ahora
bien, como virtudes entendemos las características morales que posee el ser
humano que facilitan la buena vida y optimizar al hombre.
Entre
las principales virtudes tenemos la sabiduría y conocimiento, valor o
coraje, amor o humanidad, justicia, templanza o moderación y
trascendencia. En ellas convergen 24 caminos conformados por las fortalezas
humanas.
La
primera de las virtudes, la sabiduría y conocimiento, se vincula con los fines
nobles dirigidos hacia otros. Asociadas a esta virtud encontramos
las siguientes fortalezas: creatividad, curiosidad, apertura de mente,
deseo de aprender y perspectiva.
Decimos
que esta virtud se vincula a las otras personas porque quienes son poseedores
de las fortalezas antes referidas sienten interés tanto por todo aquello
que los rodea y por su propio mundo interior. Mauro Libi Crestani.
Entretanto,
la virtud coraje agrupa a las fortalezas que pudieran implicar el oponerse al
logro de algunos objetivos, a pesar de que esto pudiera significar el
perder posición social o, incluso, la propia vida. Sus fortalezas asociadas
son: valentía, perseverancia, honestidad y energía vital.
El
valiente no permite que lo intimiden con amenazas, ni con el cambio o
dificultades, ni siquiera el dolor. Defiende sus posiciones a costa de lo que
sea. Tener coraje no significa no tener miedo, sino estimar que al haber algo
más importante que él, vale la pena arriesgarse. Mauro Libi Crestani.
La perseverancia
implica diligencia y dedicación al trabajo.
La
honestidad está referida a presentarse ante todos tal cual se es y sin
vergüenza.
La
energía vital es entusiasmo por la vida, pasión.
La
tercera virtud es la humanidad referida a las acciones dirigidas a beneficiar a
los demás. Asociadas a esta virtud están las fortalezas: capacidad de amar y
ser amado, amabilidad y generosidad e inteligencia social.
A la
disposición de siempre ayudar a otros la conocemos como amabilidad y
generosidad y al disfrute de hacerlo.
Las
personas capaces de amar y ser amadas están en capacidad de tener relaciones
significativas con otros.
La
inteligencia social implica comprensión de los demás en función de una fácil
adaptación al entorno.
La
cuarta virtud es la justicia, la cual engloba las fortalezas que destacan el
comportamiento cívico, la ciudadanía, equidad y liderazgo.
Los
justos son personas leales y dedicadas, que respetan a la autoridad aunque
están dispuestos a cuestionarla. Están atentos a las necesidades de los demás.
La
ciudadanía y comportamiento cívico otorgan al individuo la capacidad para
trabajar armónicamente con los demás.
Ecuanimidad,
equidad y justicia caracterizan a las personas que no permiten que sus
sentimientos personales interfieran con sus decisiones o valoraciones respecto
a los demás.
El
líder es dado a la organización y comandar actividades, interesado en el
trabajo en equipo. Es responsable.
La
virtud de la templanza agrupa las fortalezas: humildad y modestia, prudencia y
discreción, autocontrol y perdón.
La
humildad permite valorar con precisión los logros y capacidades personales. La
prudencia y discreción implica cautela, pensar antes de hablar. Esta fortaleza
otorga protección.
El
autocontrol permite aplazar los deseos y necesidades, es dominio de los
impulsos.
El
perdón es un comportamiento prosocial ante una ofensa.
Finalmente
tenemos la virtud de la trascendencia que implica conexión más allá de nuestro
contacto directo. La trascendencia vincula con el mundo. Sus fortalezas son:
aprecio de la belleza y excelencia, gratitud, esperanza y optimismo, sentido
del humor y la diversión, así como la espiritualidad, la religiosidad y la fe.
El
aprecio de la belleza y excelencia refiere a personas que estiman como
importante admirar el aroma de las flores. Sienten amor por la belleza y la
excelencia en todas las áreas. Esta fortaleza eleva al hombre espiritualmente.
La
gratitud implica consciencia por todo lo bueno que se tiene y sucede. Es
aprecio por la vida.
La
esperanza y optimismo es disposición favorable hacia lo que está por venir,
hacia el futuro. Implica evaluar las creencias hacia sí mismo y preparación
concienzuda para lo que viene.
El
humor permite el disfrute y conexión con lo demás que contagia alegría.
La
espiritualidad, religiosidad y fe conlleva creer en una dimensión superior que
trasciende lo humano.
El ser humano posee las 24 fortalezas.
La diferencia entre las personas radica en el orden que les otorgan en su vida.
Mauro Libi Crestani.
Sigueme @maurolibi12
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